Tipos de injertos: tipos y técnicas más comunes
Cuando se trata el tema de los injertos, siempre hay que tener en cuenta indicaciones precisas para no cometer errores y asegurarse de que estos métodos de propagación realmente permiten que la planta crezca sana y robusta. Pero hay que conocer bien los distintos tipos de injerto y saber cuáles son los más adecuados en función del tipo de planta y de las necesidades concretas que tengamos en cada momento.
El injerto consiste en soldar, sobre el patrón, una parte de la planta madre, llamada púa, representada por una porción de rama o una yema, en este último caso llamada ojo. De este modo, se obtiene una sola planta formada por dos porciones diferentes. Siempre es muy importante que el cambium (es decir, la capa de tejido, generalmente de color verde, que se encuentra bajo la corteza del patrón) esté en estrecho contacto con el cambium de la púa.
Injerto de yema
El injertos de yema se practican utilizando únicamente las yemas presentes en las ramas de la planta. Las técnicas de injerto de yema Injertan estas estructuras en las ramas más vigorosas de la planta madre, también llamada patrón. Normalmente, el injerto de la yema en el patrón tiene lugar en el centro de la rama o al pie. Ideal para árboles frutales, es uno de los tipos de injerto más fáciles de realizar. Según el momento en que se realicen, se distinguen en: injertos de yema vegetativa injertos de yema latente, injertos de tufolo e injertos de pieza.
Injertos de yema vegetativa
Se realiza principios de primavera utilizando yemas tomadas de ramas cortadas durante el periodo de reposo vegetativo y almacenadas en un frigorífico. Se incide en la corteza con la navaja de injertar hasta afectar a la albura, haciendo un corte transversal y otro longitudinal en una para formar una T. A continuación, se desprenden las yemas que se van a injertar de las ramas conservadas, eliminando yema por yema con una porción de corteza adherida a una pequeña porción de albura; se dividen los bordes del corte en forma de T y se introduce el ojo de modo que la yema quede bien visible. Debido al aspecto que adquiere la yema injertada, también se denomina injerto ocular.
Injerto de yema latente
El injerto de yema latente se realiza a finales de verano, manteniendo el peciolo de la hoja unido a la yema. De este modo, se puede comprobar el enraizamiento, ya que si el pecíolo se desprende espontáneamente, el injerto se ha realizado perfectamente.
Injerto Tufolo
El injerto de clufolo puede realizarse en primavera o a finales de verano, según la planta que se vaya a injertar. Se realiza con un injertador especial con el que se obtiene la yema que se va a injertar haciendo dos cortes transversales paralelos en la púa, por encima y por debajo de la yema, separados entre sí tres o cuatro centímetros, unidos después por un corte vertical. Se realiza la misma operación en el patrón, obteniendo así un cilindro de corteza de la misma anchura que la yema que se va a injertar. En este punto, el cilindro de corteza con la yema se coloca sobre el patrón, se ata con rafia y, al cabo de dos o tres semanas, se corta para evitar que se ahogue.
Injerto por piezas
Se diferencia de los demás en que se utiliza una mayor superficie de corteza con yemas en el patrón despojado de una superficie equivalente. Se realizan tres incisiones en el patrón, una transversal superior y dos longitudinales, para delimitar una superficie rectangular. A partir de la incisión transversal, se tira de la corteza hacia abajo una distancia igual a la extensión de los cortes longitudinales, luego se inserta la pieza de modo que encaje perfectamente con las incisiones hechas en el patrón y después se ata con rafia.
Injerto de púa
Los injertos de púa se diferencian de los injertos de yema en que la púa (la parte que se va a injertar) consiste en una rama que contiene dos o tres yemas. Existen innumerables variantes, desde injertos entrelazados hasta el injertos de corona.
Cuando la rama se incrusta dentro de la hendidura triangular de la planta portainjerto, tendremos el injerto entrelazado, cuando dos o más ramas se insertan entre la corteza y el tronco del árbol, se tendrá en el injerto de copa.
Injerto partido inglés
Al recurrir a este tipo, se garantiza una técnica potencialmente casi segura. Para tener éxito, es necesario tener plantones del mismo tamaño que las púas que se van a injertar, para que encajen casi perfectamente. El injerto dividido El diametral consiste en tallar una superficie redonda de la rama más fuerte del patrón, haciendo un corte a lo largo de todo su diámetro donde se injertará la púa, es decir, la rama con yemas. Se pueden insertar una o dos púas en la hendidura. En el primer caso, la púa se colocará en el centro; en el segundo, a los lados de la hendidura. En el injerto de hendidura lateral el corte para injertar la púa se realiza en un lado del patrón.
En injertos divididos en inglés simple, el diámetro de la púa y la superficie del patrón deben coincidir perfectamente. En el injerto inglés doble partido se hace otra incisión en la púa y el patrón para que las dos partes encajen mejor.
Injerto de corona
En el injerto de corona se hacen cortes en los bordes de la superficie del patrón. En estos espacios se insertarán al menos tres púas con dos yemas, formando una especie de corona que rodea la superficie circular de la planta madre. Esto es muy útil cuando se trabaja con plantas de cítricos. En este caso, la púa debe insertarse en la corteza. Es un tipo de injerto que tiene muchas posibilidades de arraigar.
Materiales a utilizar
Es muy importante utilizar las herramientas y los materiales adecuados al injertar. Es esencial un cuchillo específico, afilado y fuerte para que corte bien la corteza sin exponer zonas demasiado grandes a posibles infecciones. Como lo es la rafia, un producto específico para el atado, fabricado a partir de la palmera de calidad del mismo nombre de cuyas hojas se extraen estos filamentos muy resistentes. Por último, es necesario utilizar masillas adecuadas para las grietas que se forman entre las juntas, es decir, sustancias de origen natural, obtenidas precisamente de la resina que producen los árboles, que también sirven para proteger la cicatriz de los ataques de los pulgones.