Poda del romero: cómo y cuándo hacerlo para tener una planta frondosa

El romero, entre las plantas aromáticas, es una de esas más resistentes y requieren menos cuidados. También puede sobrevivir al invierno hasta 15 grados bajo cero, no necesita demasiada agua e incluso crece exuberante de forma espontánea. Las únicas precauciones que hay que tomar están precisamente relacionadas con la poda del romero para controlar adecuadamente el crecimiento de la planta y optimizar la producción de hojas. Con demasiada frecuencia, la gente no piensa en cómo y cuándo podar el romero, limitándose a cortar las ramitas según sus necesidades culinarias.

Cuándo y cómo cortar el romero

El mejor momento para podar el romero es primavera o la época de despertar vegetativo cuando es posible ver dónde están brotando las primeras yemas de las hojas. Cuando se empiece a ver algo de verde en las ramas, podremos distinguir madera viva que aún puede producir vegetación, de la madera muerta que no produce.

También puedes hacer un poda más drástica a principios de otoño en zonas más cálidas, o a finales de verano en el norte, donde las temperaturas son más frías. En esta época, se puede podar el romero cortando todas las ramas de forma más drástica, cortando por la mitad cada rama pequeña de la planta.

El romero es una planta que tiende a lignificarse por lo que, cuando la parte inferior de la planta se vuelve leñosa, deja de producir hojas y no vuelve a reverdecer. Si no se tiene en cuenta esta particularidad al podar el romero, se corre el riesgo de tener una planta con hojas sólo en la parte superior. Para remediarlo, hay que prestar atención a cómo se poda el romero, es decir empezando siempre por abajo y eliminando todas las ramas que crezcan demasiado altas. Al evitar la lignificación de los tallos, evitamos también la disminución de hojas y tendremos una planta mucho más frondosa.

Si nuestra planta acaba con la parte basal lignificada, la única opción para que vuelva a ser rica en hojas es ejecutar un corte y renovar agámicamente la planta, de modo que tengamos un nuevo individuo al que podamos prestar más cuidados y aplicar las precauciones que acabamos de mencionar sobre la poda del romero.

Cómo podar el romero

El romero tolera fácilmente la poda drástica, pero a veces puede resultar contraproducente. El romero puede alcanzar una altura máxima de 150 cm pero con la edad tiende a lignificarse y a desprenderse de las hojas de la parte inferior. La poda del romero se basa en cortar las ramas viejas para que a la planta le crezcan siempre ramas más nuevas y ricas.

La poda del romero debe realizarse dosificando bien la parte de la planta que se va a eliminar: no debes no sobrepasar nunca los 4 ó 5 centímetros de la punta de la rama. Según nuestros gustos y las necesidades de nuestro jardín o huerto, podemos elegir entre dejarlo crecer según una forma libre e irregular, o ajustarlo dándole una forma geométrica regular, a nuestro gusto, suave o angulosa.

Después de un invierno especialmente frío y húmedo, es fácil que una planta de romero muestre mucha hojas secas. Si no necesitamos mantener una forma determinada, debemos concentrarnos en cortar las partes grises, generalmente muertas, para concentrar el crecimiento de la planta en las ramas que producen más hojas.

Poda del romero para uso alimentario

En la cocina, a la pregunta de cuándo podar el romero en macetas, la respuesta suele ser cuando se asa, cuando se hacen patatas o cuando se prepara aceite aromatizado, etc. Si se trata de una planta que se utiliza para cocinar, es preferible cortar las ramas más altas con tijeras de jardinería, haciendo un corte limpio y evitando arañar la planta.

Este tipo de poda se evita si la planta se cultiva con fines ornamentales, ya que impide o limita la producción de flores. En cualquier caso, cuando se cultiva romero en macetas, es aconsejable utilizar una maceta grande que requiere menos riego y permite que la planta se desarrolle mejor. Lo mejor es utilizar tierra suelta y drenante, como turba mezclada con arena, y un fondo de grava o arcilla expandida para asegurar el drenaje del agua.

Poda del romero: toma de esquejes

El romero también se puede podar para producir esquejes es decir, esas pequeñas ramas que hay que plantar para que nazcan nuevas plantas de romero. Para ser precisos, un esqueje es una ramita de 10/15 cm que tienes que coger en primavera cuando la planta está en plena floración, y de la que deben eliminarse casi todas las hojas, salvo las de la punta. Una vez preparado de este modo, se puede enterrar el esqueje, teniendo cuidado de dejar el ápice fuera, y en poco tiempo crecerá una nueva planta con las mismas características que la original.

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