Cultivo de pepinos: cómo, cuándo y dónde plantarlos
El nombre botánico del pepino es cucumis sativus y a veces también oímos llamarlo sandía. De hecho, calabacines, melones y sandías pertenecen a la misma familia.
El pepino es una de las hortalizas del verano y apenas falta en nuestras mesas durante los meses más cálidos. Rico en agua, vitamina C y minerales, es bueno tanto fresco como encurtido. En ensalada a la hora de comer o con huevos duros bajo la sombrilla de la playa, sacia nuestra sed y nos hidrata y, picado en aliño griego, también combina bien con carnes blancas o a la parrilla.
Cultivar pepinos en el huerto casero es bastante fácil. Lo único que tienes que hacer es preparar bien la tierra en un lugar soleado, regarlo con abundante agua y crear espacio suficiente para que crezca bien en altura, ya que es una planta trepadora.
Cómo cultivar pepinos: labrar la tierra
El pepino es una planta que sufre con el frío y los cambios de temperatura, en cambio ama el calor, el sol y las altas temperaturas. Por tanto, para cultivar pepinos es esencial que la temperatura sea estable y nunca baje de 15 grados. El momento adecuado para plantar pepinos en nuestro huerto es en los meses de primavera, de abril a junio, cuando las temperaturas mínimas, incluidas las nocturnas, son bastante templadas.
Preparar el suelo es lo primero que hay que hacer: el pepino necesita un suelo rico, blando y drenante, por lo que labrar la tierra es esencial para plantar la planta. Debe darse preferencia a un tierra friable y fresca, que haya sido removida con pala y azada que permita la absorción del agua, pero no su estancamiento.
Al plantar pepinos, es importante respetar un espacio suficientemente grande entre plantas porque, al ser trepadora, tiende a ser bastante voluminosa. Podemos considerar una distancia de 50 centímetros entre cada planta, estimando que cada una necesita un agujero de unos 30 centímetros que permita trabajar las raíces en profundidad.
Una vez creado el hoyo y antes de plantar la planta, hay que abonar bien la tierra con abono de fondo, mezclando aproximadamente 1 kg de estiércol de vaca maduro y 5 cm de tierra.
Estiércol granulado es un excelente sustituto en caso de no disponer de estiércol, ya que es adecuado para todo el jardín y totalmente natural. Secado en gránulos, no sólo nutre el suelo, sino que también refuerza el sistema inmunitario de la planta y mantiene alejadas las plagas vegetales, perjudiciales para todos los cultivos.
Al pepino le gusta especialmente el potasio: si el suelo es deficiente en él, el fruto crecerá de forma irregular, hinchándose en las puntas. Si, por el contrario, el suelo es pobre en nitrógeno, el fruto crecerá deformado en sentido contrario. Por eso es importante que el suelo sea rico en los tres elementos: potasio, nitrógeno y fósforo.
Después de haber preparado el hoyo y el lecho de abono, podemos proceder a plantar la planta, habiendo liberado primero las raicillas para que sea más fácil llevarlas a la tierra. El siguiente paso es cubrir bien la planta con más abono y tierra y, por último abonar con agua.
La planta del pepino necesita unos 2 litros de agua al día. Si no se riega bien, el fruto saldrá amargo. Haz que el suelo sea drenante (es importante que el agua no se estanque en el suelo o se pudrirá la planta sin dar fruto), se recomienda el acolchado es decir, cubrir el suelo alrededor de la planta con material natural, como virutas de madera o ceniza sin tratar, o con láminas sintéticas o de bioplástico de fibra vegetal.
De este modo, no sólo protegerás a la planta de las codiciosas babosas, sino que también favorecerás el drenaje del agua hacia el interior del suelo.
Sin embargo, ¡ten cuidado de no regar las hojas! Si es esencial tener la tierra bien regada, igual de importante es dejar secas las hojas. Éstas sufren fácilmente enfermedades fúngicas, y humedecerlas facilitaría la aparición de estas enfermedades.
También puedes cultivar pepinos en macetas y por supuesto Cultivar pepinos en el invernadero. En ambos casos, es esencial tener en cuenta el espacio que necesita la planta (así que en el caso de la maceta, un recipiente grande) y su crecimiento en altura. Equípate con soportes adecuados, como listones o postes entre los que puedas tender redes, para favorecer el ascenso de la planta y su expansión.
Poda del pepino: cortar para crecer
El pepino es una planta bastante expansiva (¡una característica común de los soleados!) y por eso es útil la poda, no tanto para intentar «contenerla» como al revés, para fomentar su productividad. Si no se podara, no daría fruto.
La cubrir el pepino tiene lugar después de que la cuarta o quinta hoja emerja de forma natural, mediante la poda de la hoja apical. Esto creará nuevos brotes en las axilas de la hoja, que a su vez producirán la flor (que será polinizada) y el fruto del pepino.
Enfermedades del pepino: cómo prevenirlas y tratarlas
Para proteger la planta del pepino de cualquier enfermedades fúngicas como el mildiú velloso, basta con un tratamiento de cobre en el suelo (oxicloruro), dejando la planta cubierta durante aproximadamente un mes.
Otra prevención útil es tratar la planta con algún bicarbonato potásico añadiendo unos 2 gramos en 1 litro de agua y espolvoreándolo sobre la tierra y las hojas. De este modo también protegerás a la planta del ataques de insectos, como los pulgones o la araña roja.
Otro tratamiento para deshacerse de insectos, pulgones y babosas es tratar la planta con el jabón blando potásico o pelitre verde, insecticidas completamente naturales que no son perjudiciales para el suelo.