Cultivo de calabazas: cómo, dónde y cuándo plantarlas
Cultivar calabazas te permite disfrutar de una de las hortalizas más populares y versátiles que puedas conseguir. La calabaza es excelente en la preparación de platos salados, así como de deliciosos postres, y debe su popularidad también al hecho de que es fácil de cultivar y bastante barata, gracias a una planta que se adapta a muchas zonas diferentes sin sufrir demasiado.
Veamos, pues, los secretos para empezar a cultivar calabazas con éxito en nuestros jardines personales.
Cuándo plantar calabazas
La calabaza es una hortaliza que va se planta a finales de primavera o principios de verano. Esto se debe a que sus semillas no germinan en suelos fríos y, por tanto, es bueno protegerlas de la posibilidad de heladas, que especialmente en las zonas septentrionales también pueden producirse hacia el final de la estación invernal.
Sin embargo, conviene precisar que la calabaza también puede temer el gran calor: en general, la planta de la calabaza denota el sufrimiento por debajo de 10 grados Celsius y por encima de 30. Precisamente por eso la estación primaveral se considera ideal.
Por tanto, no debe inducir a error que la calabaza sea una hortaliza de invierno, apreciada sobre todo en la estación dura como ingrediente principal de sopas y risottos: precisamente por su cadencia en el calendario, la calabaza se cosecha a las puertas del otoño y, por tanto, hay que protegerla del calor y del sol directo en verano con mallas de sombreo.
La cosecha de calabazas debe tener lugar cuando la hortaliza esté perfectamente madura. Para reconocerla, es necesario palpar la piel, que debe volverse lo bastante correosa como para no arañarse con la uña.
Además de conocer el periodo de plantación de las calabazas, también es muy importante conocer las zonas ideales y qué tipos de suelo favorecen a esta planta, que en cualquier caso se adapta bastante bien y requiere menos cuidados que muchas plantaciones más complicadas.
Dónde plantar calabaza
El cultivo de la calabaza requiere un suelo rico para obtener excelentes resultados desde la siembra, con un pH de entre 6 y 7 para una base óptima.
Otra característica fundamental es que la planta de calabaza es extremadamente exigente en cuanto a fertilización. De hecho, es necesario preparar un suelo extremadamente bien abonado, con estiércol o compost abundante que se entierra antes de la siembra. Para dar una idea aproximada, podemos decir que en el tamaño de 100 metros cuadrados de huerto, se pueden enterrar unos 3 quintales de estiércol como cantidad aceptable.
También se sabe que el calidad del vegetal se ve afectada por el potasio presente en el abono, por lo que es aconsejable mezclar ceniza en el compost para obtener una fruta más dulce y sabrosa.
Cultivar calabazas
Una vez visto cuándo y dónde cultivar esta planta, pasemos ahora a cómo cultivar calabazas para obtener excelentes resultados.
Empecemos explicando brevemente el condiciones del terreno que necesita la planta una vez realizada la siembra y transcurrido un tiempo: la calabaza desea un suelo bien oxigenado, por lo que es una buena técnica escardar con frecuencia en las proximidades de la planta para aflojar la tierra. Además de oxigenar, esto contrarrestará el crecimiento espontáneo de malas hierbas, que podrían impedir el crecimiento normal de nuestra calabaza. Para realizar esta operación, será necesario utilizar arrancadores manuales.
Precisamente en aras de la oxigenación y el espacio vital, las calabazas también deben plantarse en grupos de dos. Como se desarrollan horizontalmente, se colocan de dos en dos, con cada planta de espaldas a la otra, procurando dejar al menos una distancia de 160 a 200 centímetros entre las parejas.
En cuanto al agua necesaria, las calabazas son bastante exigentes, sobre todo durante el periodo de floración. Las plántulas jóvenes con las primeras flores no requieren un riego frecuente, pero sí abundante, para que el agua pueda penetrar bien en el suelo: recuerda que las calabazas tienen que superar a menudo el periodo estival, que probablemente traerá consigo épocas de sequía.
Como cuidado de la planta durante su periodo de maduración la calabaza no requiere demasiado esfuerzo. Cuando la planta empieza a mostrar los primeros brotes, lo mejor es abonarla con productos naturales (el macerado de ortiga, por ejemplo, es excelente en esta fase) y podarla periódicamente para que concentre sus esfuerzos y recursos internos en generar frutos.
Para cimbrar correctamente la calabaza es aconsejable cortar después de la segunda o cuarta hoja, según el tamaño de la planta, para favorecer la producción de brotes axilares que aseguren una producción óptima. Si deseas tener frutos grandes (algunas calabazas pueden llegar a ser enormes), es buena idea configurar la planta de modo que puedan crecer un máximo de dos frutos al mismo tiempo.
Por último, hay que prestar especial atención al cuidado y protección contra las malas hierbas. La calabaza teme sobre todo a éstas, más que a las plagas o los insectos, cuya única amenaza son los pulgones. Por tanto, cuida al máximo el suelo circundante, y cubre con mantillo para proteger a la planta de cualquier problema.